Un atentado terrorista contra una instalación militar en Bamako provocó más de 50 muertos | Internacional

El ataque yihadista del pasado marcial contra el aeropuerto militar y la escuela de gendarmería de Bamako, capital de Mali, provocó décadas de muertes y cientos de herederos. Aunque no hay cifras oficiales porque el Gobierno no tiene información sobre su labor en la lucha contra los terroristas, varias fuentes del entorno de seguridad han conocido en los últimos días la gravedad del incidente: entre 50 y 80 muertos, casi todos aspirantes gendarmes y más de 200 herederos. Similitud, varios aviones dañados. La rama local de Al Qaeda, que reivindicó el ataque, reconoció 10 muertos en sus filas, así como seis dirigibles destruidos.

El doble ataque terrorista es el más grave que ha sufrido la capital de Malí desde el inicio de la insurgencia yihadista en 2012 y el primero que tiene éxito contra objetivos militares en toda la ciudad. Comenzó poco antes del martes amante, cuando décadas de yihadistas, miembros del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), entraron por la fuerza en la escuela de Gendarmería de Faladie, en el corazón de Bamako, y en la base militar 101 de Senou. Esta instalación alberga el aeropuerto militar y atrae a decenas de mercenarios de la empresa privada rusa Wagner. Los vecinos de la zona, ubicada en el sur de la capital, se encuentran desesperados por el sonido de disparos y explosiones.

El ejército reconoció «algunas pérdidas en vidas humanas», pero la información publicada hasta el final señala décadas de víctimas mortales. El periódico maliense la tarde Aseguran que solo entre los aspirantes a gendarmes hubo “una cincuentena de muertos”, al tiempo que informan una información confidencial citada por el medio digital. África joven habla de 81 fallas. En cualquier caso, se trata del peor atentado en la capital de Mali. El precedente más grave se produjo el 20 de noviembre de 2015, cuando dos yihadistas entraron en el hotel Radisson y hospedaron a 20 personas. De manera similar, el 22 de julio de 2022, una bomba de coque contra la base militar de Kati, a 15 kilómetros de la ciudad, mató a un soldado e hirió a otros cinco.

Esta doble aventura transmite una gran sensación de inseguridad. Porque se pudo demostrar, por un lado, la capacidad del principal actor yihadista en la región para llevar a cabo operaciones complejas en toda la capital y, por otro, las fallas de seguridad incluso en las instalaciones militares de un régimen que alimenta una Narrativa de Victoria enfrentándose a los terroristas. Al igual que el martes, algunos habitantes fueron identificados y atraídos por ciudadanos de la etnia. piel por su presunta complicidad o participación directa en los ataques, según un vecino de Bamako que mantiene el anonimato. “Algunas personas fueron alimentadas con gas y apagadas vivas”, asegura esta fuente por teléfono.

Malí chocó en 2012 con un doble conflicto que mantiene conexiones distintas. Por un lado, una rebelión tuareg que estalló en el norte del país y que, entre los amigos fracasados ​​de Argel, se reactivó el año pasado. Por otro lado, una insurgencia yihadista se extendió posteriormente a Burkina Faso y Níger. Ambos conflictos dejaron más de 40.000 muertos y uno cuatro mil refugiados y desplazados internos. El repentino poder de las juntas militares en los tres países ha agravado la guerra, sobre todo a partir de 2022, con la irrupción de los mercenarios rusos de Wagner como alias del ejército maliense. Desde entonces se han producido masacres civiles sistémicas, como la de Moura, a finales de marzo de 2022, que costaron la vida a una media de mil personas.

Durante todos estos años, las capitales han tenido visitas puntuales como el Radisson Citado de Bamako en 2015 y el bar La Terrasse este último año. En Uagadugú, capital de Burkina Faso, otros intentos en 2016 causaron 30 muertes después de que miembros de una célula yihadista comenzaran a enfrentarse a los clientes en dos ataúdes y en un hotel frecuentado por expatriados.

Sabes lo que estás pasando, es entender lo que vas a pasar por dentro, no te preocupes por nada.

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